Cuando Cole Middleton llegó a su granja de Texas (EE.UU.), un día del pasado mes de abril, enseguida se dio cuenta de que alguien había entrado a robar. Rápidamente llamó a la oficina del sheriff, estuvo esperando dos horas a que llegaran los agentes, y mientras no venían se fue a trabajar con el tractor de su padre. Su perro Candy se quedó durmiendo en la puerta trasera de la casa.
El agente afirma que el perro saltó contra él y entonces le disparó dos veces. Middleton corrió y vio a su compañero canino agonizando, aullando de dolor. Le suplicó a Dooley que terminara con su dolor, pero el agente se negó.
Middleton se vio obligado a matar a su propio perro ahogándolo. Un veterinario analizó el cuerpo del perro y determinó que Candy recibió un disparo en la parte posterior de la cabeza.
Dooley fue despedido del departamento y recibió numerosas amenazas. El agente explica que se vio obligado a disparar pero nadie lo cree. Ahora se enfrenta al desprecio de la gente por todos los sitios a los que va.
“No puedo ir a la tienda sin ser reconocido”. “No puedo pagar mi factura de agua sin escuchar mi nombre diciendo: ‘Ahí está el policía que mató al perro’ “.
Fuente: www.schnauzi.com
Deberian de darle pena de muerte a ese mal nacido, 2 años es muy poko a lo k le hiso al pobre perrito. .. :'(
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