martes, 19 de agosto de 2014

¡No soy un experimento!


Cada año, más de 100 millones de animales sufren y mueren en crueles pruebas químicas, de drogas, de comida, cosméticas; en clases de biología; en ejercicios de entrenamiento médico y en experimentos médicos motivados por la curiosidad. Las cifras exactas no están disponibles porque los ratonesratas, aves y animales de sangre fría (que representan más del 95 por ciento de los animales usados en experimentación) no están cubiertos ni siquiera por la protección mínima de la Ley de bienestar animal y por tanto no son contabilizados. Para probar cosméticos, limpiadores del hogar y otros productos de consumo, cientos de miles de animales son envenenados, enceguecidos y matados cada año por crueles corporaciones. Losratones y las ratas son forzados a inhalar gases tóxicos, los perros son obligados a ingerir pesticidas y a los conejos les frotan químicos corrosivos en sus pieles y ojos. Muchas de esas pruebas no están ni siquiera requeridas por ley, y frecuentemente producen resultados inexactos o erróneos; mismo si un producto daña a los animales, te lo pueden incluso vender. Las pruebas crueles y tóxicamente mortales también son llevadas a cabo como parte de programas masivos de pruebas regulatorias generalmente financiadas por dinero de los contribuyentes de los Estados Unidos. La Agencia de Protección Ambiental, la Food and Drug Administration, el Programa Nacional de Toxicología y el Departamento de Agricultura son solo algunas de las agencias gubernamentales que someten a los animales a crueles y crudas pruebas.
El gobierno federal y muchas organizaciones benéficas derrochan preciosos dólares de los contribuyentes y de donantes generosos, en experimentos crueles y erróneos en universidades y laboratorios privados, en vez de gastarlos en prometedores estudios clínicos, in vitro y epidemiológicos que son en realidad relevantes para los humanos.
Millones de animales también sufren y mueren en experimentos y disecciones en clases de biología a pesar de que alternativas modernas han sido repetidas veces mostradas para enseñarles mejor a los estudiantes, ahorrarles tiempo a los profesores y dinero a las universidades.
Cada uno de nosotros puede ayudar a salvar animales del sufrimiento y de la muerte en experimentos, pidiendo que nuestras alma máters no sigan experimentando sobre animales, comprando productos libres de crueldad, donando solo a organizaciones de beneficencia que no experimentan en animales, solicitando alternativas a la disección animal y demandando la inmediata implementación de efectivas y humanas pruebas sin animales por parte de las agencias gubernamentales y las corporaciones.


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