Una mujer de Portsmouth (Reino Unido), empezó a notar el malestar de su perro, Missy, cuando empezó a actuar de forma extraña dando con sus patas sobre su pecho izquierdo.
La mujer de 48 años de edad, describió así el comportamiento de su perro: “Él se volvió muy deprimido y se pasaba horas y horas mirándome fijamente a través de la ventana”. “Entonces empezó a acariciarme y a darme en mi mama con sus patas. Sólo pensé que estaba tratando de llamar la atención”.
Finalmente se dio cuenta de que su fiel compañero estaba tratando de decirle algo y fue al médico.
Cuando la mujer regresó a su casa después de la operación, la señora Powell describió así el comportamiento de su perro: “Su cola estaba zumbando como si fuera un helicóptero y no se volvió a deprimir más”. “Ahora cada mañana me huele la cabeza y los pies”.
Una impresionante historia en la que la ayuda de un perro ayuda a detectar el cáncer de una mujer y le salva la vida.
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