sábado, 18 de enero de 2014

¿Quema masiva de Caballos?

No, se trata de una curiosa fiesta ancestral española. El ritual llamado “Las Luminarias” busca purificar al animal y su jinete desafiando el fuego.


En el pueblo español de San Bartolomé de Pinares, sembrado de hogueras que iluminan la noche, como cada año un centenar de jinetes saltaron el miércoles con sus caballos sobre llamas de varios metros de alto en un ancestral rito purificador.

Como cada 16 de enero, víspera de San Antón, patrón de los animales, el desfile recorrió las calles adoquinadas de este pequeño pueblo de Castilla, un centenar de kilómetros al noroeste de Madrid, franqueando las pilas de ramas encendidas.


"Es una tradición realmente pagana, que es, con el humo y el fuego, la bendición de los animales para que estén purificados durante todo el año, para que no tengan males ni enfermedades", explica Aníbal Martínez, de 36 años, que volvió a su pueblo natal desde la capital para esta noche tan particular.


Nadie en San Bartolomé de Pinares conoce realmente el origen de esta tradición, que parece tener sus raíces en la Edad Media, cuando sus habitantes buscaban proteger así a sus caballos del mal de ojo o de la brujería.


"Según documentos de la iglesia y del ayuntamiento que hemos conseguido podemos localizar la tradición hasta hace 500 años", explica Aníbal.


Pequeña localidad rural de 600 habitantes, cuya población no deja de menguar, San Bartolomé de Pinares se mantiene fiel a su fiesta, bautizada "Las Luminarias", pese a las repetidas amenazas de los defensores de los animales preocupados por la suerte de los caballos.


Cada año los vecinos preparan el ritual con pasión, recogiendo en los campos cercanos las ramas para confeccionar las gavillas que alimentan las hogueras durante toda la noche.


Cuando se pone el sol, los hombres prenden los fuegos, que salpican con agua para provocar un humo agrio y espeso.


Por fin, cuando el campanario de la iglesia da las nueve, todos se reúnen en la plaza del ayuntamiento, reciben la bendición del cura y se lanzan en una espectacular cabalgada a lo largo de la principal calle del pueblo, cubierta de humo, saltando por encima de los obstáculos en llamas.






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